El decimoséptimo día del sexto mes del séptimo año del reinado de Kangxi, ocurrió un gran terremoto. En ese momento, yo estaba de visita en Jixia, bebiendo vino con mi primo Li Duzhi bajo la luz de una lámpara. De repente, escuchamos un sonido similar a un trueno que venía del sureste y se desplazaba hacia el noroeste. Todos estábamos asombrados y desconcertados, sin saber qué estaba sucediendo. Al poco tiempo, la mesa comenzó a temblar y las copas se volcaron; los techos y las vigas de la casa emitieron un crujido de fractura. Todos nos quedamos atónitos y nos miramos unos a otros. Después de un rato, nos dimos cuenta de que era un terremoto y salimos corriendo de la casa. Fuera, los edificios y las casas se inclinaban y luego se enderezaban; el sonido de los muros derrumbándose se mezclaba con el llanto de los niños, creando un caos ensordecedor. La gente se sentía mareada y no podía mantenerse de pie, solo podíamos sentarnos en el suelo mientras la tierra se sacudía. El agua del río se agitaba y se derramaba más de diez metros fuera de la orilla; los gallos cantaban y los perros ladraban, la ciudad entera estaba en caos. Después de una hora, la situación se calmó un poco. Al mirar las calles, hombres y mujeres estaban reunidos, todos desnudos, hablando apresuradamente sobre lo que acababa de suceder, olvidando que no llevaban ropa.
Más tarde, se supo que durante este terremoto, un pozo de agua en algún lugar se inclinó y ya no se podía utilizar; una torre de una casa se derrumbó en dirección norte-sur; la Montaña Qixia se agrietó; el río Yishui se hundió formando un enorme agujero de varios acres. ¡Realmente fue un raro y extraño desastre!