Dong Moan era un oficial de la corte. Su casa estaba siendo molestada por un zorro demonio, y ladrillos, tejas y piedras caían del cielo como granizo. Toda la familia se escondía y esperaba hasta que la calma volviera para volver a trabajar. Dong Moan estaba muy preocupado por esto, así que decidió mudarse temporalmente a la casa de Sima Sunzuo. Sin embargo, el zorro demonio seguía causando problemas, igual que cuando estaban en casa.

Un día, mientras Dong Moan esperaba en el patio para ir a la corte, le contó a sus colegas sobre este extraño suceso. Uno de los ministros dijo: 'Hay un taoísta llamado Jiao Ming que vive en la ciudad, y se especializa en exorcizar demonios. Se dice que es muy efectivo'. Así que Dong Moan fue a visitar al taoísta Jiao Ming y le pidió ayuda para exorcizar al zorro demonio. Jiao Ming escribió un talismán con tinta roja y le pidió a Dong Moan que lo pegara en la pared de su casa. Desafortunadamente, el zorro demonio no mostró ningún miedo y arrojó aún más ladrillos y piedras. Sin otra opción, Dong Moan tuvo que volver a contarle al taoísta. Jiao Ming se enfadó mucho y fue personalmente a la casa de Dong Moan para realizar un ritual. No pasó mucho tiempo antes de que viera a un gran zorro acostado debajo del altar. La familia de Dong Moan había sufrido durante mucho tiempo y estaban llenos de odio, así que una criada se acercó y golpeó al zorro. Sin embargo, la criada de repente cayó al suelo y murió. Jiao Ming dijo: 'Este ser es muy poderoso, no puedo someterlo de inmediato. ¿Cómo se atreve esta mujer a ofenderlo tan fácilmente?' Luego dijo: 'Perfecto, puedo usar la boca de esta mujer para hablar con el zorro'. Señaló a la criada con el dedo y recitó un hechizo, y la criada se levantó y se arrodilló frente al altar. Jiao Ming le preguntó dónde vivía el zorro. La criada habló con la voz del zorro y dijo: 'Soy de la región occidental y he estado en la ciudad imperial durante dieciocho vidas'. Jiao Ming respondió: 'Esta es la ciudad imperial donde reside la corte, ¿cómo pueden ustedes, criaturas como tú, vivir aquí por mucho tiempo? ¡Váyanse de inmediato!' El zorro no respondió. Jiao Ming se enfadó mucho y golpeó la mesa, diciendo: '¿Todavía quieres desobedecer mi orden? Si te demoras más, ¡mi poder no te perdonará!' El zorro finalmente frunció el ceño y mostró un poco de miedo, indicando que estaba dispuesto a obedecer las órdenes del taoísta. Jiao Ming lo instó a irse rápidamente. En ese momento, la criada volvió a caer sin vida. Después de mucho tiempo, finalmente se despertó. Luego vio cuatro o cinco bolas blancas rodando por el alero, una tras otra, y en un abrir y cerrar de ojos, todas rodaron lejos. Desde entonces, la casa de Dong Moan estuvo en paz y sin problemas.

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